Sobre la moda del “sapito” y la ayahuasca: ¿Hipsterismo psicodélico? « Pijamasurf
Lo firmo. Letra por letra. Un poco largo y enredado, pero es algo que hubiera querido contar yo mismo.
"Mi forma de ver las cosas es que en algunos casos una o un par de
experiencias profundamente psicodélicas son suficientes: “Una vez que
haz escuchado el mensaje, cuelga”, decía Alan Watts. Esas radiantes
puertas de la percepción que todos queremos depurar (...), rápidamente
se pueden pueden volver coladeras energéticas, llenas de miasma y
efluvios de las más abyectas entidades o formas de pensamiento. (...)
Muchas veces cuando regresamos a las sustancias psicodélicas lo que
buscamos es vivir la misma sensación holística de integración, de fusión
oceánica con la conciencia que permea el universo. Pero si hemos
escuchado algo dentro de estas experiencias (...), es que nosotros somos
esa conciencia, ese espejo transparente del universo que nada en la
luz, y que está en nosotros el acceso –aunque este sea menos radical,
menos espectacular y mucho más lento—… la planta no da conciencia, es el
puente o el transistor de la conciencia que está en nosotros: ese es su
regalo, su enseñanza, su des-alucinación. (...)
Pero cada vez
soy más consciente de que (...) si quiero tener una evolución individual
sostenida debo de aprender a conseguir estados de conciencia elevada (o
de bienestar y plenitud) sin usar ya estas poderosas herramientas.
Usarlas cotidianamente es simplemente demasiado desgarrador; una perenne
discontinuidad, un subíbaja o un vaíven que hace difícil encontrar el
equilibrio –la clave obviada del misticismo de todas las eras: la fusión
de los opuestos en el acontecer diario"
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