jueves, 14 de abril de 2011

Max-Neef : "Hemos alcanzado un nivel en el que sabemos muchas cosas, pero entendemos muy poco"


Manfred Max-Neef : "Hemos alcanzado un nivel en el que sabemos muchas cosas, pero entendemos muy poco" | Observatorio Ciudadano

Una excepcional entrevista al creador de la "economía descalza". Algunos extractos:

"Cuando perteneces, entiendes. Cuando estás separado, solo acumulas conocimiento y esa ha sido la función de la ciencia. Ahora bien, la ciencia se divide en partes pero el entendimiento es completo, holístico. (...)

necesitamos (...) una economía que entienda que es subsistema de un sistema finito más grande: la biosfera, y como consecuencia la imposibilidad de tener un crecimiento económico infinito. (...) Un economista debe tener claro que si los animales desaparecen, él también desaparecerá porque entonces ya no habrá qué comer. (...) Sin embargo, para los economistas de hoy en día la naturaleza es un subsistema de la economía, concepto que es totalmente absurdo. (...)

Si acercas el consumo a la producción, comerás mejor, tendrás mejores alimentos y sabrás de dónde vienen. Incluso podrías llegar a conocer a la persona que lo produce. Se humaniza el proceso, pero hoy en día lo que los economistas hacen está totalmente deshumanizado. (...)

Crecimiento es una acumulación cuantitativa. Desarrollo es la liberación de posibilidades creativas. Todo sistema vivo de la naturaleza crece y en cierto punto deja de crecer, tú ya no estás creciendo, ni él ni yo. Pero continuamos desarrollándonos, de otro modo no estaríamos dialogando en este momento. El desarrollo no tiene límites pero el crecimiento sí. Y este es un concepto muy importante que políticos y economistas ignoran, están obsesionados con el fetiche del crecimiento económico.

en toda sociedad hay un periodo de crecimiento económico-entendido convencionalmente o no-que trae una mejora en la calidad de vida pero sólo hasta cierto punto: el punto límite, a partir del cual, si hay más crecimiento, la calidad de vida comienza a decaer. Esta es la situación en la que nos encontramos actualmente."

sábado, 9 de abril de 2011

Sobre el miedo y la responsabilidad: reflexion electoral no muy reflexionada

(Nota: por tratarse de una ocasión especial coloco aquí un texto de mi autoría, pronto volveremos con los habituales cut-y-paste)

El pánico empezó a rondar hace varias semanas. Poco a poco las sonrisas nerviosas se volvieron rictus de preocupación, y finalmente suspiros hondos.

El sentimiento del miedo tiene una vinculación profunda con la responsabilidad. A veces tememos a una responsabilidad que no queremos (no nos corresponde) y nos pesa. Otras veces, sin saberlo, tenemos miedo al vacío que deja una responsabilidad que no nos atrevemos a asumir.

¿Por qué nos dan tanto miedo las elecciones?

En primer lugar, se nos ha hecho creer que elegir a un presidente es nuestra responsabilidad. No hablo de una responsabilidad colectiva sino individual. Nos dicen: “tú elegirás al próximo presidente”, “tu voto cuenta”, “en tus manos está el futuro del país”.

¿Qué tan cierto es eso? ¿Realmente mi voto cuenta? Sí, claro, sumado a otros miles o millones de votos, lo que yo decida marcar va a contar, va a ser parte de una tendencia. Pero si yo mañana decido a última hora cambiar mi voto, ¿eso cambia la tendencia? No. Es una fantasía estadística. La tendencia está ahí, quieras o no. Yo puedo hacer lo que quiera con mi voto, incluso puedo hacer campaña y convencer a 5, 10 ó 100 personas, igual eso en sí mismo no modifica una tendencia de miles de personas. Ojo, no quiero decir que nada valga la pena, mi argumento no es alpinchista, no estoy tratando de decir que nuestra opinión no vale, lo que digo es que no cuenta. Mi voto no cambia nada. Yo sé que suena duro y que contradice lo que se nos dice todos los días, sobre todo en esta época. Pero, vamos, ¿si nos permitimos por un momento la duda y consideramos la posibilidad de que no sea así? Y entonces pensamos, ¿por qué nos lo dicen? ¿por qué nos mienten?

Y yo pienso que es porque a muchos les conviene que nos creamos eso. Que creamos que nuestra única o máxima contribución al manejo del país debe ser ese voto que damos cada 5 años. Todo el quinquenio nos la pasamos diletando, pero cuando viene la temporada electoral somos los grandes heroes que debemos impedir que tal o cual venga a destruir todo lo que creíamos tener. Y entonces saltamos, gritamos, nos desesperamos, nos desvivimos por convencer a otros, insultamos a los rivales, peleamos con nuestros familiares...

(Y aquí aparece otra patología en nuestras emociones: tras habernos llenado de miedo por un mal manejo de la responsabilidad, se nos bombardea con mensajes monotemáticos que convierten nuestro proceso reflexivo en un pensamiento recurrente, obsesivo. Finalmente nos vemos forzados a tomar una decisión y -creyéndola trascendental- la vemos como necesaria y nos llenamos de ira contra quienes no la comparten.)

Es como si en unas semanas quisiéramos liberar toda la tensión que fuimos acumulando en 5 años. Como si alguien nos llamara y nos dijera “oye, se me olvidaba decirte que además de todo lo que estabas haciendo también tenías que encargarte de dirigir el país. Tienes 10 minutos para pensar cómo hacerlo y luego otros 5 para hacerlo, después de eso mejor no hagas nada y déjalo en manos de los que saben”.

En este punto pareciera que estoy abogando (como muchos) por la acción política, porque cada uno se ponga a organizar y trabajar en construir ideologías, programas, partidos o movimientos. Pues no, no quiero decir eso. Ni lo contrario. Si te nace hacerlo, si sientes que es lo que te motiva y lo vas a hacer con todo el corazón, entonces te toca hacerlo. Si no, no. Todos somos diferentes y no tenemos por qué hacer lo mismo.

Entonces, ¿qué planteo? Bueno, para empezar, no tengo por qué plantear nada. Pero si alguien quiere saber cuál es mi convicción, es que deberíamos dejar de darle tanta importancia a las elecciones. No es ahí donde se deciden las cosas más importantes. Y, sobre todo, no es nuestra decisión. Votemos -o no- por quien querramos, pero con la certeza de que eso no va a cambiar mucho.

¿Deprimente? No lo creo. Peor es vivir engañados y eufóricos pensando que somos los dueños de nuestro futuro gracias al contrato social democrático. ¡Pero si yo no firmé ningún contrato! Alguien armó el sistema sin mi presencia y alguien lo dirige sin realmente consultarme.

En mi humilde opinión, hay cosas mucho más significativas para la sociedad que nuestro voto: dedicarnos cada día a hacer las cosas que nos toca hacer, con convicción, creatividad y amor, tratando de entregarnos a los demás estando a disposición de quien nos necesite, dando el ejemplo con lo que somos en lugar de tratar de convencer a los demás de cambiar. Si mañana las condiciones políticas nos hacen difícil o imposible hacer lo que veníamos haciendo, será el momento de encontrar otra manera, inventar algo nuevo o cambiar. Es duro y muchas veces diremos que es injusto y querremos tirar la toalla. Hasta que nos demos cuenta de que concentrarnos en esos sentimientos sólo nos hace perder tiempo.

sábado, 2 de abril de 2011

Disco Coca Kintucha: Descarga gratuita



Una excelente noticia. Mino Mele ha tenido la amabilidad de poner el disco Coca Kintucha para libre descarga en su web http://www.minomele.com/, al parecer como homenaje al año de Arguedas. Toma un minuto registrarse y hay que bajar canción por canción, pero vale la pena.

Si les es posible hacer una donación monetaria para el trabajo de investigación de Mino, háganlo. En la misma página de descarga están los datos.