martes, 26 de marzo de 2013

ALTAVOZ » Legalizar no es estar de acuerdo 

 La próxima vez que hablemos de la condición legal de las drogas, el aborto o cualquier otra cosa, por favor léanse primero este editorial (yo lo firmaría)

ALTAVOZ » Legalizar no es estar de acuerdo 

"Cuando alguien se pronuncia en favor o en contra de la legalización de algún bien o conducta considerada polémica, es fácil confundir esa manifestación con una en favor o en contra del consumo de aquel bien o de la realización de aquella conducta.
(...)
Tomemos el ejemplo de la legalización del consumo de un bien X. Imagine usted que una persona A es una activista en pro de la legalización de X, mientras que su amigo B es más bien un partidario de que X se mantenga como un bien ilegal. Basándonos únicamente en esta información, aventurarnos a decir que A es un consumidor de X -o, en todo caso, que está a favor del consumo de X- sería una conclusión bastante apresurada. Bien puede ser que A en realidad condene esa conducta tanto o más que B, pero que a la vez esté a favor de que la decisión sobre si consumir X o no sea estrictamente personal.

Por otro lado, debe tomarse en cuenta que decir que X debe ser prohibido pues su consumo "es malo o dañino” es caer en un grave error de concepto. Que una ley prohiba el consumo de un bien o la realización de alguna práctica no necesariamente soluciona los problemas que genera su consumo, pues esa ley no elimina la necesidad o voluntad de las personas de seguir consumiendo de ese bien o realizando esa práctica. No hay, entonces, una relación directa entre el efecto negativo de X y la necesidad de prohibirla. Otras veces, incluso, la experiencia empírica podría demostrar que el mantener algo como ilegal en realidad incentiva a que su consumo aumente en lugar de disminuir. Por lo demás, pretender contradecir el argumento pro legalización de X con uno que demuestra lo dañino que resulta X no es más que un error lógico. Lo correcto, para quien no esté de acuerdo con personas como A, sería argumentar por qué la legalización de X resultaría perjudicial desde su perspectiva.(...)

La postura que defiende quien defiende la legalización de una conducta no es que esa conducta deba realizarse porque está bien que se realice. Lo que ocurre es que la legalización permite que la decisión sobre si realizar o no aquello recaiga únicamente en la persona que se vería directamente afectada, y eso, cuando no se afecta a terceros, no es otra cosa que saber respetar el derecho fundamental a la libertad individual."

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