La última reunión de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer ha hecho evidente que la ciencia actual no encuentra ninguna correlación entre la alimentación de una persona y su probabilidad de tener cáncer. Ninguna. Ni los vegetales o frutas son protectores, menos aún la fibra, ni la carne roja es dañina. La razón por la que en los años 90 los estudios decían lo contrario es porque eran estudios con enormes márgenes de error reales, ya que se basaban en lo que las personas recordaban haber comido tiempo atrás. Estudios que siguen la alimentación real de las personas en un lapso de tiempo no confirmaron lo que los anteriores sugerían.
¿Significa que hay que comer cualquier cosa? No. Significa que tenemos muchas menos certezas que lo que solemos creer respecto a la forma en que nos conviene comer. Significa que no es ni prudente ni solidario cuestionar la forma en que se alimentan los demás en función a supuestos efectos sobre su salud. Y que es tiempo de bajar un poco el tono e intentar evitar el asustarnos y asustar a los demás.
¿Significa que hay que comer cualquier cosa? No. Significa que tenemos muchas menos certezas que lo que solemos creer respecto a la forma en que nos conviene comer. Significa que no es ni prudente ni solidario cuestionar la forma en que se alimentan los demás en función a supuestos efectos sobre su salud. Y que es tiempo de bajar un poco el tono e intentar evitar el asustarnos y asustar a los demás.
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